A pesar de las diferencias entre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA), ambos son trastornos con consecuencias en las relaciones que los niños establecen con su familia, en su conducta en el hogar, en sus conductas con otros niños y también en muchas ocasiones tiene implicaciones en su capacidad de aprendizaje.
¿Qué pasa cuando estos trastornos se presentan juntos?
- Son mayores los efectos que existen en sus capacidades de aprendizaje y en todos los elementos que influyen en ésta.
- Tienen mayor rigidez en las alteraciones emocionales, como la frustración o las dificultades de motivación.
- Tienen mayores problemas conductuales ya sea en el ámbito familiar o escolar.
- Tienen mayores dificultades para el cambio en habilidades y capacidades.
Algunos niños con ambos trastornos tardan en ser correctamente diagnosticados y por ello se demora en el tiempo una correcta respuesta a las necesidades de estos niños.
Esto ocurre especialmente en niños con TEA sin discapacidad intelectual (grado 1 según el manual de diagnóstico DSM-5), que no son diagnosticados como tal sino que pasan años con un diagnóstico de TDAH.
En otras ocasiones es el diagnóstico en TDAH el que tarda en realizarse y por tanto no se estimulan lo suficientemente las funciones de atención y resto de funciones ejecutivas que precisan entrenar los niños, jóvenes y adultos diagnosticados con este trastorno, y que pueden mejorar significativamente con una adecuada intervención.