El TDAH no es exclusivo de la edad infanto-juvenil. Se calcula una persistencia del 40–60% en cuando llegan a la edad adolescente, estimándose que entre 2,5 y 5% continuarán presentando este trastorno en la edad adulta.
La hiperactividad motora suele disminuir con la edad. En cambio, las dificultades atencionales y la disfunción ejecutiva son determinantes debido a una mayor exigencia académica y autonomía en el ámbito escolar.
En el caso de los adolescentes, conductualmente, siguen sin respetan los turnos, no cumplen con las tareas, nunca preparan una lección fuera de los exámenes obligatorios, dejan todo para el último momento, gritan, protestan y se frustran con las tareas escolares ya requieran o no un esfuerzo mental sostenido.
Otros signos de alarma son la rebeldía, el rechazo por las normas familiares, escolares y sociales, el enfrentamiento con los representantes de la autoridad, la delincuencia y la falta de cuidado personal.
Suelen empezar las mentiras, los robos y los abusos, (tabaco, alcohol, marihuana y otras drogas); transgresiones a los demás y agresiones a sí mismos.
Aproximadamente el 80% de adolescente con TDAH presentan otros trastornos asociados (comorbilidades). Los más frecuentes son los trastornos de la conducta, el Trastorno Negativista Desafiante (TND), el Síndrome de Tourette, ansiedad y depresión.